En la geografía de Castilla-La Mancha, y por que no decirlo, de este país existen muchos espacios privilegiados que han permanecido casi inalterables al paso de los años. Uno de ellos es la Serranía de Cuenca.
En el entorno de este paisaje se encuentran auténticas joyas geológicas y paisajísticas, una belleza misteriosa esculpida por la incansable labor del agua y el viento que lo hacen único a escala nacional e internacional.
La Ciudad Encantada, el Ventano del Diablo, la Laguna de Uña, Los Callejones y Los Miradores de las Majadas, el “Castillo” de Huélamo, el nacimiento del Júcar, La Mogorrita y la Peña del Reloj, desde la que se puede contemplar el paraje de El Hosquillo, son algunos de los puntos más espectaculares donde poder contemplar este paisaje de la Serranía, auténtico sello de identidad de la comarca y de la misma provincia.
Pero además la elevada variedad de ambientes de montaña hacen que la Serranía de Cuenca posea unas características excepcionales con una alta biodiversidad de flora y fauna.
Tanto el estado de su conservación como la riqueza de sus valores naturales ha llevado al Gobierno de Castilla-La Mancha a dotar a tan emblemático espacio de una figura de protección, aprobando el pasado 8 de marzo la Ley por la que se declara el Parque Natural de la Serranía de Cuenca, sexto de la región, pasando a convertirse en el espacio 101 de la Red de Áreas Protegidas de Castilla-La Mancha.
Una declaración que, para los once municipios que se encuentran en las 73.726 hectáreas que conformar el Parque, supondrá una oportunidad de futuro, una nueva razón para invertir y generar riqueza en la Serranía conquense que va a permitir no solo seguir manteniendo este espacio natural protegido en las mejores condiciones, sino también nuevas alternativas de empleo y formación, así como mejoras en las infraestructuras de comunicación y servicios que conllevarán un aumento en la calidad de vida de los habitantes de esta zona.
Desde estas líneas quiero mostrar el agradecimiento de toda una región a los habitantes de esta zona, que han sabido conjugar su conservación con los usos tradicionales y traerlo hasta nuestros días en estas magníficas condiciones y asegurarles que, al igual que en los restantes espacios protegidos de la región, contarán con el apoyo del Gobierno autonómico para potenciar sus recursos, velando por la no degradación de los mismos y, en definitiva, sentando las bases de un desarrollo sostenible.
Con esta breve reseña quiero introducirles en este nuevo número de la “Revista Medio Ambiente. Castilla-La Mancha” dedicada de forma monográfica a este Parque Natural de la Serranía de Cuenca con el deseo de contribuir a un mayor conocimiento de su riqueza natural y también despertar el interés de visitarlo.
Además quiero aprovechar esta presentación para explicar que este número supone el inicio de una nueva imagen de nuestra revista con el que buscamos dotarla de mayor atractivo para nuestros lectores, continuando con el objetivo fundamental de ofrecer información sobre medioambiente en el sentido amplio de la palabra y, como no, seguir contribuyendo a sensibilizar y a fomentar la educación ambiental de todos los ciudadanos de esta región.
Queremos que en esta nueva etapa la revista sea un órgano de participación abierto al público donde se plasmen los verdaderos intereses en materia medioambiental que tenemos en Castilla-La Mancha.