La humedad del fondo del valle del Rio Frío permite el desrrollo de vegetación típica de Turberas, como los pajonales de Molinia caerulea
Sin embargo, la presencia de esta singular especie no es el único aspecto a destacar. El abedular de Río Frío es, en realidad, un ecosistema complejo que alberga variados y valiosos hábitats: en el fondo del valle del río Frío pueden encontrarse quejigares de Quercus faginea subsp. broteroi, fresnedas de Fraxinus angustifolia, saucedas de Salix atrocinerea y Salix alba, brezales higrófilos de Erica scoparia y Erica lusitanica, brezales higroturbosos de Erica tetralix, pajonales de Molinia caerulea, formaciones de Carex elata subsp. reuteriana y Carex paniculata subsp. lusitanica, comunidades anfibias y de turberas ácidas.
Todas estas comunidades vegetales son hábitats de protección especial en Castilla-La Mancha y dan cobijo a un nutrido grupo de especies vegetales protegidas, entre las que se encuentran Carex echinata, Genista anglica, Hypericum elodes, Lobelia urens, Narcissus hispanicus, Scilla ramburei, Sibthorpia europaea, Sphagnum denticulatum y el propio abedul (Betula pendula subsp. fontqueri).
La fauna encuentra en este espacio un lugar óptimo para muchas de sus actividades, como campeo, pastoreo, nidificación o descanso, gracias a la variedad de hábitats que concurren en la zona. Destaca la presencia de la nutria (Lutra lutra), incluida en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de Castilla–La Mancha como “vulnerable”, y del gato montés (Felis silvestris), catalogada como de “interés especial”. Mención aparte, merece el destacar la importancia zoogeográfica del Abedular de Ríofrío, por encontrase en la zona de distribución del lince (Lynx pardinus) denominada Zona Guadiana-Picón.