Revista Medio Ambiente
Revista Medio Ambiente Castilla-La Mancha
La Revista Medio Ambiente Castilla-La Mancha es una publicación gratuita editada por la Consejería de Desarrollo Sostenible.

El Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara

un espacio de relación armónica entre el ser humano y la naturaleza
Áreas Protegidas
26 de Octubre de 2023
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Macizo de la Buitrera. Fotografía: Gregorio Cerezo

Integra el Espacio Natura 2000 ‘Sierra de Ayllón’ y el Hayedo de Tejera Negra, que desde 2017 forma parte del Bien de Patrimonio Mundial ‘Hayedos europeos’ de la UNESCO. Está conformado por paisajes de alta montaña de elevada naturalidad, únicos en Castilla-La Mancha, y se caracteriza por una riqueza geológica y una biodiversidad asombrosas, a las que se suma un valioso patrimonio cultural y etnográfico.

EL amplio territorio que se extiende por el sector más orientaldel Sistema Central en el noroeste de la provincia de Guadalajara, sobre una superficie de 116.953 hectáreas y 35 términos municipales, fue declarado Parque Natural el 10 de marzo de 2011. El Parque Natural cumple ahora 10 años y ¡queremos celebrarlo!
Montañas y ríos, escultores del paisaje
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Cárcavas de Mingo Negro, Valdepeñas de la Sierra. Fotografía: Juanjo Bolaños

El relieve del Parque Natural es muy accidentado y conforma un conjunto montañoso que incluye diversos macizos y sierras, como los del Lobo-Cebollera, La Tornera-Centenera, la Buitrera, el Alto Rey, el Ocejón, o la Sierra Gorda. En este relieve están presentes más de 20 cimas que se elevan sobre los 2.000 metros de altitud.

Tres ríos vertebran el territorio del Parque Natural de oeste a este: el Jarama, el Sorbe y el Bornova. Con sus muchos afluentes, como los ríos Lozoya, Jaramilla, Veguillas, Berbellido, Lillas, Zarzas, Sonsaz, Pelagallinas o Cristóbal, conforman una red fluvial caracterizada por la alta calidad de sus aguas y las valiosas comunidades faunísticas y vegetales que sustentan.
Las Zonas de Protección Especial del Parque Natural
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Río Sorbe, Pozo de los Ramos. Fotografía: Carlos González
En la Sierra Norte de Guadalajara encontramos tres espacios naturales especialmente valiosos que fueron incluidos en la Red Regional de Áreas Protegidas previamente a la declaración del Parque Natural: el Hayedo de Tejera Negra (declarado Parque Natural en 1978), el Macizo del Pico del Lobo-Cebollera (declarado Reserva Natural en 2005) y los pinares y turberas del Río Pelagallinas (declarados Reserva Fluvial en 2003). En 2011, con la declaración del Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara, estos espacios fueron integrados en él como Zonas de Protección Especial del Parque.

El Hayedo de Tejera Negra, en el término municipal de Cantalojas, es uno de los espacios naturales protegidos pioneros en Castilla-La Mancha. Fue declarado Sitio Natural de Interés Nacional en 1974 y Parque Natural en 1978, para proteger este tesoro botánico que ha sobrevivido hasta nuestros tiempos, siendo uno de los hayedos más meridionales de Europa. Los bosques de hayas con abedules, tejos y acebos, son propios de latitudes más septentrionales, pero aquí son el testigo de épocas pasadas más frías: tras la retirada de los glaciares, las hayas encontraron refugio en lugares como Tejera Negra, con un microclima especial, llegando hasta nuestros días como bosques relictos.

El Macizo del Pico del Lobo-Cebollera ocupa el sector noroccidental del Parque Natural, en un territorio de más de 10.000 hectáreas en el término municipal de El Cardoso de la Sierra. Aquí se encuentran las tres cumbres de mayor altitud de Castilla-La Mancha: el Pico del Lobo (2.273 m), El Cerrón (2.199 m) y la Peña Cebollera Vieja o Pico Tres Provincias (2.129 m). En este paisaje montañoso, que alberga restos de formaciones glaciares, se localizan hábitats singulares y frágiles, como pastizales, matorrales y turberas de alta montaña, que constituyen un laboratorio vivo para el estudio de los efectos del cambio climático.

El Río Pelagallinas discurre por la vertiente norte de la Sierra de Alto Rey, en los términos municipales de Prádena de Atienza y Condemios de Arriba (Aldeanueva de Atienza). Entre sus valores ambientales destacan su población de trucha común, de alta pureza genética, y los pinares naturales de pino silvestre, turberas y praderas encharcadas en las márgenes del río, que conforman un paraje de gran valor ambiental.

Los tres ríos que vertebran el parque han contribuido a esculpir relieves de alto valor geomorfológico
Una rica geodiversidad
La Sierra Norte de Guadalajara se sitúa a caballo entre dos grandes unidades geológicas, en la unión entre las estribaciones orientales del Sistema Central en su conexión con la Cordillera Ibérica, y el sector noreste de la Cuenca Terciaria del Tajo. Esto explica la notable diversidad de materiales geológicos que afloran en el Parque Natural.

La rica geodiversidad de la Sierra Norte configura una gran variedad de paisajes. Predominan las rocas metamórficas muy antiguas, de edad paleozoica, como pizarras, esquistos, cuarcitas y gneises, que conforman crestones y cuchillares, valles encajados, cañones fluviales, pedrizas y escarpes con espectaculares saltos de agua. En las zonas de mayor altitud hallamos los circos glaciares del Pico del Lobo y del Cebollera Vieja, en los que son visibles los restos de antiguas morrenas glaciares.

También está presente, en la zona sur del Parque Natural, la orla calizo-dolomítica o banda cretácica, que propicia paisajes kársticos como la pequeña ciudad encantada de Tamajón y pequeñas hoces fluviales sobre los materiales calizos, como la de Retiendas en el Jarama y la de Alpedrete de la Sierra en el Lozoya. En la zona suroeste del Parque son características las extensas rañas rojizas, depósitos terciarios de materiales poco consolidados formados por cantos de cuarcitas empastados en arcillas, en las que son frecuentes los llamativos paisajes erosivos de cárcavas y barrancos.

El valor geológico de la zona se completa con enclaves de gran interés petrológico y mineralógico, como el entorno de Hiendelaencina donde fueron explotadas mineralizaciones de oro, platino y plata, o el de El Cardoso de la Sierra, donde fue descubierto para la ciencia el mineral “andalucita” en el siglo XVIII.
El paisaje vegetal: un área de excepcional importancia botánica
El visitante del Parque Natural puede disfrutar de una gran variedad de paisajes, resultado de su rica geodiversidad, de la gran variedad climática y altitudinal (más de 1.500 m de desnivel entre las cotas más alta y más baja del Parque), de la diversidad de sus formaciones vegetales y de la actividad humana. Se alternan los paisajes montañosos con otros en que los protagonistas son los valles fluviales, las amplias extensiones de bosques naturales y matorrales, o las praderas en las que pasta libre el ganado. Todo ello genera un conjunto de gran riqueza cromática y fuertes contrastes, que se acentúan con el cambio de las estaciones.

Este territorio tiene una excepcional importancia botánica. En él encontramos un amplio número de especies y comunidades eurosiberianas y de montaña, prácticamente únicas a escala regional. En nuestro recorrido por el Parque Natural podemos disfrutar de múltiples paisajes vegetales:

Los bosques
En las zonas más elevadas del Parque Natural encontramos enclaves con bosquetes eurosiberianos: hayedos, robledales albares, tejedas, acebedas y abedulares con serbales, con un gran número de especies de flora protegida que son singulares y escasas en Castilla-La Mancha.

Los pinares naturales de pino albar o silvestre ocupan el entorno de la Sierra de Alto Rey, con rodales de gran interés botánico que crecen sobre turberas. Sobre el resto de suelos silíceos del Parque Natural se extienden rebollares y encinares ayllonenses y silicícolas, mientras que en las zonas calcáreas encontramos quejigares y encinares con sabina albar.

Los bosques de ribera que flanquean los ríos y arroyos presentan un excelente estado de conservación. Están formados por abedulares y tremulares con avellanos en sus tramos altos, y alisedas, fresnedas, saucedas y alamedas en sus tramos medios.
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Macizo de la Buitrera. Fotografía: Gregorio Cerezo


Matorrales y formaciones arbustivas
Los piornales y brezales de montaña que ocupan las cotas más altas de la Sierra Norte de Guadalajara son endémicos del Sistema Central, y solo aquí es posible verlos en Castilla-La Mancha. También son valiosos los brezales húmedos y las arbustedas espinosas caducifolias con rosales y majuelos. Son frecuentes los gayubares, los enebrales arborescentes y los jarales y brezales.

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Cárcavas de Mingo Negro, Valdepeñas de la Sierra. Fotografía: Juanjo Bolaños


Prados, pastizales y herbazales
En el Parque Natural tienen especial valor los pastizales de alta montaña y los cervunales. También encontramos valiosos prados de diente y de siega, majadales, juncales y prados higrófilos propios de zonas encharcadizas. Hay que destacar también el alto valor de las formaciones de vegetación rupícola asociada a los crestones cuarcíticos y roquedos, así como la flora de las turberas ácidas.

En todas estas formaciones vegetales singulares viven muchas especies de flora protegida. Un buen ejemplo es el epilobio o adelfilla (Epilobium angustifolium), una especie incluida en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de Castilla-La Mancha, cuyas únicas poblaciones en la región se encuentran en el Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara.

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Río Sorbe, Pozo de los Ramos. Fotografía: Carlos González


Las repoblaciones forestales
Una extensión considerable del Parque Natural está ocupada por pinares de repoblación de pinos silvestre, resinero, piñonero, negro y Pinus nigra austriaca que, en ocasiones, presentan en el sotobosque especies de flora amenazada. En estos pinares se realizan tratamientos selvícolas orientados a la naturalización de estas masas y la expansión de la vegetación natural.
Una valiosa y variada comunidad faunística
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Hayedo de Tejera Negra. Fotografía: Gregorio Cerezo

La gran variedad de hábitats presentes en la Sierra Norte favorece la existencia de una valiosa comunidad faunística. En el Parque Natural se han inventariado 260 especies vertebradas, entre las que se encuentran 9 de peces, 13 de anfibios, 18 de reptiles, 154 de aves y 56 de mamíferos autóctonos. El número total de especies de fauna protegida asciende a 195 y muchas de ellas son objeto de programas específicos de conservación.

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Brezales oromediterráneos. Fotografía: Tasón
Las aves son el grupo faunístico de vertebrados más diverso de la zona. En los roquedos nidifican el águila perdicera, especie en peligro de extinción que cuenta con un programa específico de conservación, y otras especies protegidas como el águila real, el halcón peregrino, el buitre leonado y la chova piquirroja. En los bosques habitan halcones abejeros, milanos reales, águilas culebreras y calzadas, gavilanes comunes y azores, rapaces nocturnas como el cárabo, y otras pequeñas aves forestales de gran interés como torcecuellos, picos picapinos, piquituertos, trepadores azules o reyezuelos sencillos.

En las cabeceras de los ríos es posible avistar mirlos acuáticos y lavanderas cascadeñas y, en las ramas más altas de los espinos, a los alcaudones dorsirrojos. Pero quizás la especie más singular sea el pechiazul, que en Castilla-La Mancha solo nidifica en los pastizales y piornales de alta montaña del Parque Natural, en compañía del bisbita alpino y el acentor común.

Entre los mamíferos, en los bosques de la Sierra Norte de Guadalajara son abundantes el corzo y el jabalí. También habitan diversas especies de carnívoros como el gato montés, la garduña, la gineta o el tejón. Destaca especialmente el lobo, especie catalogada en peligro de extinción en Castilla-La Mancha y que está recolonizando este territorio. Se está desarrollando un programa de conservación específico para esta especie que tiene como objetivo lograr su asentamiento estable en el Parque Natural, de forma compatible con la actividad ganadera.

En las pedrizas y canchales habita otra especie de interés: el topillo nival, que cuenta con diversas colonias en las montañas del Parque Natural. También están presentes en el Parque diversas especies de mamíferos insectívoros, como la musaraña ibérica o el erizo europeo.

En el grupo de la herpetofauna destacan especies como el lagarto verdinegro, que habita en los rebollares húmedos y cotas altas del Parque, la lagartija roquera, o el galápago europeo, especie muy escasa con una única población en el río Lozoya. En cuanto a los anfibios, la salamandra, el tritón jaspeado y el sapo partero común cuentan con escasas poblaciones, muy amenazadas debido a la fragilidad de sus hábitats. Por ello se ha puesto en marcha un programa de conservación de anfibios, que asegure su conservación.

En cuanto a los peces, son valiosas las poblaciones de trucha común. Estas presentan altos niveles de pureza genética y pueden considerarse como las últimas poblaciones de los ríos silíceos de la cuenca del Tajo que mantienen el acervo genético original.

Entre los invertebrados, en el grupo de los insectos se han identificado más de 450 especies distintas en el Parque Natural, algunas de ellas especies protegidas. Es el caso del ciervo volante, un coleóptero típico de bosques maduros; del caballito del diablo azul o “bella dama”, que vive en los ríos de montaña próximos a bosques, o de la mariposa apolo, que habita en prados de montaña y se nutre de diversas plantas del género Sedum.
Una tierra de tradiciones y cultura, labrada por el vínculo entre personas y naturaleza
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Pastizales y prados higrófilos. Fotografía: Gregorio Cerezo
El territorio de la Sierra Norte y la ganadería han ido de la mano desde antaño. Existe entre ellos una estrecha vinculación que se plasma en el paisaje, moldeado por el pastoreo del ganado vacuno en extensivo que aprovecha los pastos de montaña en verano y, mediado el otoño, es llevado hasta los valles para pasar el duro invierno en el entorno de los pueblos. Dehesas, praderas, majadales, abrevaderos, preciosas cercas de hincaderas, corrales y taínas son elementos característicos del paisaje del Parque Natural.

Las viviendas de los pueblos de la Sierra Norte nacen de la tierra y toman sus materiales de construcción del entorno. Son pueblos mimetizados con los parajes en lo que están enclavados y que, lejos de distorsionar el paisaje, lo realzan. Próximos al Pico Ocejón encontramos los bellos pueblos de la Arquitectura Negra con sus casas de pizarra y cuarcita, como Valverde de los Arroyos, Umbralejo, Majaelrayo o Campillo de Ranas y sus pedanías. Al pie de la Sierra de Alto Rey, donde abundan los gneises con alto contenido en mica, se encuentran los pueblos de la Arquitectura Dorada, como Bustares, Las Navas de Jadraque, Gascueña de Bornova, Villares de Jadraque o Hiendelaencina.

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Lobo ibérico. Fotografía: J.A. Vallejo, Planet Alive Films
Hasta hace solo unas décadas, la mayor parte de la población ha vivido de los recursos naturales que le ofrecía el territorio: rocas, árboles, pastos, hongos, miel, agua, caza y pesca… y ha sabido convivir con ellos en armonía, aprovechándolos de manera sostenible. El paisaje que hoy disfrutamos en el Parque Natural es el legado de las personas que habitaron y habitan sus pueblos. Pero hoy las formas de vida han cambiado. Muchos trabajan en el sector servicios y el despoblamiento sigue siendo una grave amenaza para esta comarca, aunque el cariño y cuidado de los habitantes hacia su territorio siguen intactos.

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Pechiazul. Fotografía: Diego Galán
Un valioso patrimonio cultural
En la Sierra Norte, el patrimonio arquitectónico de tipo religioso es extraordinario. Existen magníficas muestras del románico rural, como la Iglesia de Santa Coloma en Albendiego, pero también edificios de estilo gótico, como el Monasterio de Bonaval en Retiendas. A ellos se suman edificios civiles y militares, entre los que se cuentan el Palacio Ducal de Cogolludo o el Castillo de Galve de Sorbe. A este patrimonio se une el etnológico: fiestas populares, muchas declaradas de Interés Turístico, como las botargas y mascaritas de Almiruete, las Danzas en la Octava del Corpus en Valverde de los Arroyos, La Machada de Bocígano, o la romería al Santo Alto Rey en Bustares. También se puede disfrutar de ferias como la del ganado en Cantalojas, o mercados como el medieval en Tamajón.
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Pueblos negros, Umbralejo. Fotografía: Gregorio Cerezo.
Una gestión orientada a la conservación de los valores ambientales, la educación ambiental y el fomento del turismo sostenible de naturaleza. Las actuaciones de planificación y gestión que se llevan a cabo en el Parque Natural tienen como principales objetivos los de garantizar la conservación de sus recursos naturales y el paisaje, fomentar los usos y aprovechamientos tradicionales y el turismo de naturaleza, contribuyendo al desarrollo socioeconómico sostenible de los municipios del Parque de manera compatible con la conservación de sus recursos naturales, y facilitar el conocimiento de sus valores ambientales, así como promover la investigación aplicada a la conservación de la naturaleza en el territorio.

En el ámbito de la conservación, se desarrollan programas continuos y específicos para garantizar la conservación de las poblaciones de especies catalogadas en peligro de extinción. Es el caso del águila perdicera y del lobo ibérico, especie que cuenta con dos-tres manadas reproductoras en el Parque Natural, cuyo seguimiento se realiza mediante técnicas de fototrampeo. También se realizan censos reproductores anuales de las poblaciones de rapaces rupícolas (halcón peregrino, águila real, etc.) y de halcón abejero y milano real, entre las rapaces forestales. Como especies bioindicadoras del estado de conservación de los hábitats de alta montaña, se realiza el seguimiento de las colonias de topillo nival en las pedrizas, de las parejas nidificantes de pechiazul en los piornales y pastizales de alta montaña y de las poblaciones de la mariposa Apolo (Parnassius apollo) en las praderas de crasifolias (Sedum sp.) de las cotas más altas del Parque.

En los ríos del Parque Natural se realizan muestreos anuales de la población de trucha autóctona, mediante técnicas de pesca eléctrica, en las estaciones de muestreo que determina el Plan de Gestión Regional para esta especie. También se realizan campañas de trampeo para el descaste del visón americano, especie exótica invasora que ha colonizado gran parte de los cursos fluviales del Parque y cuya erradicación es imprescindible para plantear un programa de reintroducción del desmán ibérico. Por otro lado, en cuanto a la herpetofauna, se trabaja en la caracterización de la población de galápago europeo que habita en el río Lozoya, única existente en el Parque Natural, y se desarrolla un programa de conservación de anfibios especialmente centrado en las poblaciones de salamandra, tritón jaspeado y sapo partero común.

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Cerca hincadera. Fotografía: Alfanhui

Por otro lado, se está desarrollando un estudio para el inventario y caracterización de los rodales de bosques maduros existentes en el Parque Natural, con definición de especies bioindicadoras (principalmente invertebrados y líquenes) y diseño de actuaciones de gestión orientadas a aumentar el grado de madurez de las masas forestales en el Parque.

Asimismo, en cumplimiento del Plan de Gestión del espacio Natura 2000 ZEC y ZEPA Sierra de Ayllón, se realiza el seguimiento de los Hábitats prioritarios (bosques eurosiberianos, bosques de ribera, pastizales de alta montaña, matorrales de alta montaña y turberas ácidas y cervunales) y se están desarrollando proyectos de investigación como el que coordina la Universidad de Alcalá de Henares sobre los efectos del cambio climático en los pastizales psicroxerófilos crioromediterráneos de alta montaña.

En el ámbito de la divulgación, la educación ambiental y el uso público, desde el pasado mes de julio el Parque Natural cuenta con dos nuevos centros de visitantes, ubicados en el Palacio Ducal de Cogolludo y en el Centro de Interpretación del País de la Plata en Hiendelaencina y gestionados a través de un convenio de colaboración con ambos ayuntamientos. Estos dos centros se suman a los de El Cardoso de la Sierra y el hayedo de Tejera Negra en Cantalojas, con los que ya contaba el Parque Natural y en cuya mejora se está trabajando.

Desde estos centros se divulgan los valores ambientales del Parque y se informa a los visitantes sobre los recursos e infraestructuras de uso público puestos a su disposición. Para facilitar esta labor, se ha editado recientemente un mapa de uso público y un audiovisual del Parque Natural que recogen tanto sus valores ambientales como los etnográficos y culturales y las posibilidades de turismo activo en la naturaleza, principalmente centradas en el senderismo y la bicicleta de montaña.

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Ermita de Santa Coloma, Albendiego. Fotografía: Carlos González

Desde estos centros de visitantes también se realizan visitas guiadas, talleres ambientales y otras actividades a través del programa regional ‘Vive tu Espacio’ y visitas dirigidas a centros escolares desde el programa ‘Explora tu Espacio’. Actualmente se ha puesto en marcha, en colaboración con el Grupo de Acción Local ADEL Sierra Norte, un programa de educación ambiental y visitas al Parque Natural dirigido específicamente a los centros escolares y formativos de la Sierra Norte de Guadalajara, cuyo objetivo es reforzar los lazos de identidad de la población local más joven con el territorio en que viven.

También se han puesto en marcha diversas iniciativas de voluntariado ambiental que implican a la población local, como jornadas de recogida de residuos en el medio natural con la colaboración de SEO/Birdlife a través del programa ‘Basuraleza’, el marcaje de senderos o la realización de plantaciones en zonas en restauración, y se han realizado cursos y jornadas de divulgación de los valores naturales y culturales del Parque Natural.

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Ganado vacuno, Cantalojas. Fotografía: Gregorio Cerezo
Por otro lado, se está trabajando en la mejora de las infraestructuras de uso público existentes en el Parque (áreas recreativas, miradores, aparcamientos, etc.), tanto desde el mantenimiento de las instalaciones como en la mejora de los equipamientos con paneles interpretativos del paisaje, paneles del mapa de uso público, etc.

También se ha realizado un esfuerzo especial, en colaboración con la Diputación Provincial de Guadalajara y la Federación de Deportes de Montaña de Castilla-La Mancha (FDMCM), para la recuperación del sendero de gran recorrido GR-60 de los Pueblos de la Arquitectura Negra, así como de otros senderos de pequeño recorrido asociados a este, realizando los desbroces necesarios y reponiendo los paneles informativos y las señales deterioradas. Por otro lado, se están acondicionado nuevos senderos de pequeño recorrido, como el PR-GU 09 de los Pozos del Aljibe o el PR-GU 18 del Camino de La Vereda, completando así la amplia oferta de rutas que hacen de este Parque un referente para el senderismo. Esta oferta abarca desde recorridos sencillos por valles o caminos vecinales que conectan los pueblos, hasta senderos más exigentes por zonas de alta montaña, como el PR-GU 20 que asciende, con un desnivel acumulado de 1.500 m, desde El Cardoso de la Sierra a los picos Cerrón y Lobo, cumbre de Castilla-La Mancha.
Un espacio pionero en la implantación del Sistema de Reconocimiento de la Sostenibilidad del Turismo de Naturaleza en la Red Natura 2000
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Mascaritas de Almiruete. Fotografía: David Blázquez, Turismo de Castilla-La Mancha
En noviembre de 2020 el Espacio ZEC y ZEPA ‘Sierra de Ayllón’ se adhirió al Sistema de Reconocimiento de la Sostenibilidad del Turismo de Naturaleza en la Red Natura 2000. El Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara ha sido pionero en la implantación de este Sistema, coordinado por el MITERD y la Secretaría de Estado de Turismo del MINCOTUR, al participar en el proyecto piloto para su puesta en marcha, junto a otros tres espacios Natura 2000: Somiedo, Montaña Oriental de Cantabria y Costa Norte de Menorca.

Este Sistema diferencia a los espacios Natura 2000 que han integrado la sostenibilidad y la conservación de los valores naturales de interés comunitario en la gestión de su uso público y a las empresas turísticas que cumplen con dichos requisitos de gestión, contribuyendo a la conservación de forma práctica. Se fundamenta en la colaboración entre los empresarios turísticos y los gestores de los espacios Natura 2000 en cuyo entorno operan.

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Junta de los ríos Lillas y Zarzas. Fotografía: Carlos González.
Esta colaboración permite a los empresarios recibir formación específica sobre los valores y objetivos de conservación del Parque Natural, lo que les facilita configurar su actividad en torno a la sostenibilidad, asegurando la preservación de los recursos que son su sustento, y permitiéndoles transmitir mejor su valor a sus clientes. Por otro lado, permite a los visitantes una mejor experiencia basada en el conocimiento de los valores naturales que son objeto de su visita, y la satisfacción de contribuir con ello a la preservación de los mismos con todas las garantías de sostenibilidad. Finalmente, ofrece a los gestores de los espacios herramientas para mejorar la gestión de su uso público y tener la seguridad de que la actividad de turismo de naturaleza que se realiza en el espacio protegido es compatible con un estado de conservación favorable de sus valores naturales, y contribuye al desarrollo local sostenible.

Once empresas que operan en el Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara (ocho alojamientos rurales y tres empresas de turismo de naturaleza) se han adherido ya a este sistema.
10 años desde la declaración del Parque Natural
A lo largo de 2021 se han celebrado diversos eventos para conmemorar el décimo aniversario del Parque Natural, como rutas de montaña y visitas guiadas, jornadas de voluntariado ambiental, cursos formativos o la edición de publicaciones y material divulgativo.

Transcurrida ya una década desde su declaración, el Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara quiere seguir siendo un proyecto colectivo que implica a la población local, agentes medioambientales, técnicos, ayuntamientos, asociaciones locales, ONGs y muchas otras entidades que apuestan por la conservación de los valores naturales de este territorio, en armonía con su desarrollo sostenible y el disfrute de sus habitantes y visitantes. ¡Os invitamos a descubrirlo, cuidarlo y disfrutarlo!
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Revista de medio ambiente número 31
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