El Cernícalo primilla (Falco naumanni) es una Falconiforme de pequeño tamaño asociada a medios humanizados (pueblos y campos cultivados) que está clasificada como Vulnerable en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas (Decreto 33/1998 de 5 de mayo). Durante siglos, la especie ha ido adaptándose a convivir junto a los humanos en edificaciones de pueblos y ciudades, anidando bajo las tejas, en huecos o en grietas de las paredes y en los mechinales de muchos edificios monumentales (iglesias, castillos, etc), constituyendo a veces colonias numerosas compuestas por decenas de parejas criando en un mismo edificio. En el paisaje de muchos de los pueblos de nuestra región era común la presencia de estas “aguilillas”, como se las denomina con frecuencia, junto a cigüeñas blancas, vencejos y golondrinas. Sin embargo, entre los años 70 y finales de los 90 la especie ha sufrido una regresión generalizada en sus poblaciones en la Península Ibérica, habiendo desaparecido en muchos de nuestros pueblos, aunque por fortuna, en los últimos 10 años la especie parece estar recuperándose lentamente. Actualmente se estima su población reproductora nacional en unas 12.000 parejas (Atienza et al, 2001) de las que unas 2.400, el 20 %; (Castaño et al, 2003; López de Carrión et al, 2006) se encuentran en Castilla-La Mancha.
El Cernícalo primilla es un buen indicador para el conocimiento de la situación en que se encuentran los hábitats esteparios en el conjunto de la Región. Al basar su dieta principalmente en invertebrados, es sensible a actuaciones que afecten a sus recursos tróficos (intensificación de cultivos, cambios en usos del suelo, uso de pesticidas). Por otra parte, su tradicional proximidad al ser humano hace que el Cernícalo primilla sea una especie idónea para la realización de actividades de educación ambiental orientadas a dar a conocer al conjunto de la población los problemas de conservación de los hábitats esteparios y de otras especies faunísticas asociadas, como la Avutarda (Otis tarda), el Sisón (Tetrax tetrax), la Ganga ortega (Pterocles orientalis) o la Ganga ibérica (Pterocles alchata).
Entre los factores que pueden haber contribuido a la disminución observada se encuentran la alteración del hábitat por la intensificación de los cultivos, el uso de pesticidas y la desaparición de los lugares adecuados para la nidificación. En este último factor han influido sin duda las restauraciones que durante muchos años se han producido en edificios en los que tradicionalmente anidaba, sin considerar su presencia y sin adoptar por tanto las medidas necesarias para su conservación. Estas restauraciones, que conllevan generalmente el retejado del edificio, el cierre de grietas y de las oquedades donde anidaban los cernícalos, suelen tener como consecuencia la desaparición de la especie en esos edificios, al eliminarse los lugares en los que pueden anidar.