Succisella andreae-molinae, un endemismo bético recientemente descubierto en la Serranía de Cuenca
La familia de las dipsacáceas está representada en la Península Ibérica por once géneros, uno de ellos es Succisella, el cual fue descrito en el año 1983 por el botánico austro-alemán Günther von Mannagetta und Lërchenau Beck. A nivel mundial este género se compone de cinco especies: S. carvalhoana, S. microcephala, S. andreae-molinae, S. inflexa y S. petteri, todas ellas nativas de Europa y las tres primeras endémicas de la Península Ibérica.
Hasta finales del siglo XX las dos únicas especies del género Succisella reconocidas en la Península Ibérica eran S. microcephala y S. carvalhoana, la primera distribuida por el centro (Ávila, Cáceres y Ciudad Real) y la segunda parcialmente solapada con ésta y ampliando su distribución más hacia el oeste (Ávila, Cáceres, Madrid, Salamanca, Toledo, Valladolid y Zamora).
Es en el año 1954 cuando se recolectan en el río Madera (Jaén) los primeros ejemplares del género Succisella en el contexto de los Sistemas Béticos; que con los medios e información disponibles en aquel momento fueron identificados como Succisa microcephala (sinónimo de Succisella microcephala), determinación que se mantuvo y se arrastró los años venideros en los trabajos y estudios de flora y vegetación de este territorio. En el año 1994 Adrián Escudero y Santiago Pajarón se percatan de que la ecología de estos ejemplares béticos no encaja con los de las especies descritas previamente en la Península Ibérica; esto, sumado a la importante disyunción geográfica existente con las poblaciones de Succisella microcephala más cercanas, parecía dar peso a la hipótesis de estar ante una nueva especie a la que denominaron Succisella andreae-molinae, cuya validez taxonómica quedaría afianzada por sus caracteres taxonómicos diferenciales (forma y pelosidad de las hojas y de las piezas florales) y su sólida entidad corológica (ESCUDERO & PAJARÓN, 1994).
El descubrimiento y descripción de esta nueva especie en los Sistemas Béticos conllevó la revisión de antiguas referencias bibliográficas y pliegos de herbario erróneamente identificados hasta la fecha; esto, sumado al descubrimiento de nuevas poblaciones, ha permitido en los últimos años delimitar con bastante precisión su área de distribución natural.
En la actualidad, Succisella andreae-molinae está considerada un endemismo bético, que se distribuye desde las Sierras del Segura en Jaén y norte de Granada (Sierras de la Guillimona y la Sagra) hasta Albacete (Calar del Mundo, Sierra de Alcaraz y Sierra de Taibilla). Sin embargo, recientes prospecciones botánicas han permitido localizar una pequeña población de esta especie en el Sistema Ibérico meridional, concretamente en la Serranía Baja de Cuenca, a unos 200 km de las poblaciones albacetenses más cercanas. Un salto geográfico notable también observado en otras especies consideradas en su momento como endemismos béticos o bético-norteafricanos, es el caso de Narcissus nevadensis subsp. longispathus, Genista cinerea subsp. speciosa, Filago hispanica, Fumana baetica, Fumana paradoxa, Silene oropediorum, Jasione foliosa, Campanula mollis, Lonicera splendida, Iris serotina y Atropa baetica entre otras.
La localización de esta nueva población de S. andreae-molinae en la Serranía Baja conquense, refuerza la hipótesis sobre las rutas migratorias vegetales que afectan al centro de la Península Ibérica (GARCÍA CARDO, 2019), concretamente sobre la denominada “Ruta bética y norteafricana” que conecta el norte de África con los Sistemas Béticos y el Sistema Ibérico meridional.
La hipótesis sobre las rutas migratorias citadas se fundamenta en los acontecimientos geológicos y climáticos acaecidos de los “últimos segundos” de la historia de la Tierra. La formación de los continentes, los choques de placas tectónicas, las diferentes orogenias, los periodos glaciares e interglaciares, las regresiones y trasgresiones marinas, etc., han obligado a los hábitats y a las especies a desplazarse o a adaptarse a las nuevas condiciones ambientales, y en no pocas situaciones el desenlace ha sido la extinción o la aparición de nuevas especies en forma de endemismos por su aislamiento geográfico. . Los acontecimientos citados han sido y son el agente modelador de la distribución de los hábitats y las especies que los componen, y lo que podemos observar actualmente no es más que una fotografía “aparentemente fija” de dicho proceso
Por tanto, cabe recalcar que las rutas migratorias propuestas para el centro de la Península Ibérica (GARCÍA CARDO, 2019) no son independientes (se interconectan entre ellas) ni unidireccionales, y cada una de ellas ha tenido un protagonismo relevante en algún momento de la historia terrestre. En el caso de la “Ruta bética y norteafricana” es probable que haya tenido su máximo auge durante la conocida como “Crisis salina del Messiniense”, que aconteció hace 5,96-5,33 millones de años, en la cual se produjo un significativo descenso del nivel del mar mediterráneo, junto con la instauración de un clima más continental frío y seco, lo que permitió el enriquecimiento de la flora ibérica con elementos del este del mediterráneo y el norte de África, así como una conexión ecológica entre el Sistema Ibérico y los Sistemas Béticos, de ahí el notable número de especies vegetales que comparten ambos sistemas montañosos, a las que hay que añadir desde este momento a Succisella andreae-molinae.
Desde el punto de vista de los requerimientos ambientales y ecológicos de esta especie, cabe destacar que crece en juncales, rezumaderos carbonatados y prados higrófilos de Molinia caerulea, sobre suelos neutros o ligeramente ácidos, con hidromorfía permanente o muy prolongada dentro de los pisos bioclimáticos meso y supramediterráneo. Convive con especies como Arctium minus, Brachypodium phoenicoides*, Cirsium rosulatum, Cirsium valdespinulosum*, Epilobium hirsutum, Lepidium villarsii*, Leucanthemum ageratifolium*, Lotus corniculatus*, Mentha longifolia, Mentha suaveolens*, Molinia caerulea*, Peucedanum hispanicum, Potentilla erecta*, Pulicaria dysenterica, Schoenus nigricans*, Scirpus holoschoenus*, Senecio altissimus*, Stachys officinalis* y Verbena officinalis*, las marcadas con asterisco(*) están presentes en la nueva localidad conquense.
Succisella andreae-molinae es una especie de fenología estival tardía y de discreto aspecto, lo que ha contribuido a que su presencia haya pasado fácilmente desapercibida. Según la bibliografía disponible florece de julio a noviembre, intervalo donde encajan las fechas en que ha sido detectada en la provincia de Cuenca, entre los meses de septiembre y octubre de 2022.
El valor de esta especie en Castilla-La Mancha, se pone de manifiesto tras su inclusión en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de dicho territorio en la categoría “Vulnerable” (Decreto 33/1998 modificado por Decreto 200/2001), lo cual queda respaldado por la Lista roja 2010, que aplicando los criterios UICN le asignó en un principio la categoría “EN: Amenazada” (SÁNCHEZ-GÓMEZ & al., 2004) lo que significa que en un futuro cercano presenta un alto riesgo de extinción en estado silvestre; sin embargo, los estudios más recientes consideran una mejor situación de la especie incluyéndola en la categoría “VU: Vulnerable” (DEL RÍO & al., 2019) por lo que se considera que se está enfrentando a un riesgo de extinción alto en estado de vida silvestre. A esto hay que sumar que los hábitats de los que forma parte, juncales churreros, rezumaderos carbonatados y prados higrófilos de Molinia caerulea, están incluidos en el Anexo I de la Directiva 92/43/CEE, dentro del código 6420 en los dos primeros casos y del 6410 en el tercer caso. Además, conforme a la Ley 9/1999 de conservación de la naturaleza de Castilla-La Mancha (modificada por el Decreto 199/2001), los rezumaderos carbonatados (6420) y los prados de higrófilos de Molinia caerulea (6410) están reconocidos como Hábitat de Protección Especial en esta comunidad autónoma.
Según los últimos datos sobre la evaluación del estado de conservación de esta especie, el total de ejemplares estimados en toda su área de distribución oscila entre 28.500 y 37.700, en un área de ocupación de 130.500 m2 y una extensión de presencia de 986 km2 (DEL RÍO & al., 2011). En Castilla-La Mancha su área de ocupación es de 67.800 m2 y el número de individuos estimados está entre 3.200 y 6.200, a los que habría que sumar los 50 individuos observados de la población conquense.
La situación poblacional de esta especie, sumada a las presiones y amenazas a que se encuentra sometida (cambio climático, exceso de presión ganadera, pisoteo, transformación de cursos de agua, manantiales y acequias, roturaciones agrícolas y aplicación de herbicidas, explotación forestal, escasa plasticidad ecológica, polución de aguas, creación y acondicionamiento de infraestructuras rurales, etc.), podría llevar a una notable merma de las poblaciones de esta especie a corto y medio plazo si no se adoptan medidas urgentes para su conservación.
Entre las medidas a tomar cabe considerar la creación de microrreservas, la realización de seguimientos periódicos, el depósito de semillas en bancos de germoplasma, el desarrollo de estudios de germinación, la producción de planta y ejecución de refuerzos poblacionales, el establecimiento de áreas de conservación estricta libres de aprovechamientos forestales, así como el desarrollo de estudios florísticos competentes y rigurosos previos a la ejecución de proyectos y actividades en el medio natural.
AGRADECIMIENTOS
A mi hermano José María, a Gonzalo Mateo Sanz, a Ginés López González, a Juan Manuel Martínez Labarga, a Carmen Bartolomé Esteban y a todos aquellos amigos, familiares y compañeros que me siguen animando y contagiando su ilusión por conocer, conservar y amar la naturaleza.
MARCO NORMATIVO
- Directiva 92/43/CEE del Consejo de 21 de mayo de 1992 relativa a la conservación de los hábitats naturales y de la fauna y la flora silvestres. Diario Oficial de las Comunidades Europeas L206.
- Decreto 33/1998, de 5 de mayo, por el que crea el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de Castilla-La Mancha. DOCM 22: 3391-3398.
- Ley 9/1999, de 26 de mayo, de Conservación de la Naturaleza. DOCM 40: 4066-4091.
- Decreto 199/2001, de 6 de noviembre de 2001, por el que se amplía el Catálogo de Hábitats de Protección Especial de Castilla-La Mancha, y se señala la denominación sintaxonómica equivalente para los incluidos en el anejo 1 de la Ley 9/1999 de Conservación de la Naturaleza. DOCM 119: 12814-12825.
- Decreto 200/2001, de 6 de noviembre de 2001, por el que se modifica el Catálogo Regional de Especies Amenazadas. DOCM 119: 12825-12827.
BIBLIOGRAFÍA
- ANTHOS (2022) Anthos. Sistema de información sobre plantas de España. Real Jardín Botánico (CSIC)-Fundación Biodiversidad. http://www.anthos.es
- DEL RÍO, J., J. PEÑAS, D. CUERDA, S. GARCÍA, A.E. CATALÁN, J.A. LÓPEZ, E. PICAZO, J.F. JIMÉNEZ & P. SÁNCHEZ-GÓMEZ (2011). Distribución detallada y estado de conservación de Succisella andreae-molinae. V Congreso de Biología de Conservación de Plantas. Menorca. España.
- ESCUDERO, A. & S. PAJARÓN (1994) Una planta nueva de la Sierra de Segura (España). Succisella Andreae-Molinae, sp. nov. (Dipsacaceae). Anales Jara. Bot. Madrid 51(2): 249-254.
- GARCÍA CARDO, Ó. (2019) Atlas de la flora singular y amenazada de la provincia de Cuenca. Amenazas, bases para la gestión y conservación. Tesis Doctoral. Univ. de Alcalá.
- MORENO SAIZ, J.C. (2011) Lista Roja de la Flora Vascular Española 2008. Actualización con los datos del Adenda 2010 al Atlas y Libro Rojo de la Flora Vascular Amenazada. Dirección General de Conservación de la Naturaleza y Sociedad Española de Biología de la Conservación de Plantas. Madrid. 46 pp.
- SÁNCHEZ GÓMEZ P., M.Á. CARRIÓN VILCHES & J.B. VERA PÉREZ (2004) Succisella andreae-molinae Escudero & Pajarón in BAÑARES A., BLANCA G., GÜEMES J., MORENO J.C. & S. ORTIZ (eds.) Atlas y Libro Rojo de la Flora Vascular Amenazada de España. Taxones prioritarios: 860-861. Dirección General de Conservación de la Naturaleza. Madrid, 1.072 pp.