Con su término municipal íntegramente incluido en el Parque Natural de la Serranía de Cuenca, Valdemeca es un típico pueblo de la Serranía. Un paseo por su casco urbano nos permite contemplar un buen ejemplo de arquitectura popular serrana. En el centro del pueblo encontramos la iglesia parroquial, un edificio que se comenzó a elevar en el siglo XIV y que posee en su interior una verdadera joya: una pila bautismal del siglo XI en la que los lugareños tuvieron durante centurias su primer contacto simbólico con el carácter sagrado del agua.
Pero lo más destacable de Valdemeca es su patrimonio Natural. La Sierra a la que da nombre (Sierra de Valdemeca) es una de las unidades orográficas que conforman la Serranía. Pero a diferencia del resto de pequeñas sierras del Parque Natural, donde dominan de forma exclusiva las rocas calcáreas, en la Sierra de Valdemeca aparecen rocas silíceas como pizarras, areniscas o conglomerados, lo que confiere a esta sierra una especial singularidad dentro del contexto de la Serranía, y permite el desarrollo de comunidades vegetales relícticas, como el bosque del roble Quercus petrae, que en esta zona alterna con los pinares albares y negrales.
En esta Sierra nacen distintos ríos y arroyos, que la surcan esculpiendo escarpes, estrechos, y saltos de agua, que dan a la zona un especial atractivo desde el punto de vista paisajístico. Y, ¿cómo no?, en un entorno rico en nacimientos de cursos de agua, uno de los aspectos a destacar son las fuentes y manantiales, de los que podemos llegar a contabilizar hasta un centenar sin salir del término municipal de Valdemeca.
Como en otros puntos de la Serranía, también aquí el tiempo y el desuso habían hecho estragos en la conservación de las fuentes, pero los trabajos emprendidos por el Grupo Ecologista Universales, primero, y posteriormente por Esparvel, con la colaboración de empresas privadas de la zona, permitieron acometer la restauración y conservación de este importante patrimonio etnográfico. Así, en la actualidad, Valdemeca y su entorno nos ofrecen una gran riqueza de manantiales y fuentes habilitadas para su uso y disfrute por todos aquellos que se decidan a pasear por sus montes.
La Fuente del Molino, situada junto al arroyo del Molino, compuesta por una estructura de piedra de la que emergen dos caños que vierten el agua en sendos tornajos de madera; la de La Ardilla, una de las más conocidas por estar situada junto a un área recreativa; la del Majal Chico, peculiar construcción de piedra que recoge el agua de Los Majadales y la ofrece en una teja; o la de La Sacea, con el curioso balanceo propiciado por el peso del agua que se va acumulando en uno de los extremos del tornajo, son algunos ejemplos de las fuentes de Valdemeca. Pero lo mejor es acercarnos a disfrutarlas en su entorno, a conocer sus historias, y a hacernos partícipes en el loable esfuerzo por conseguir que el rumor del agua en las fuentes siga vivo.