Aprovechando la publicación de este nuevo número de la revista “Medio Ambiente. Castilla-La Mancha”, me gustaría hacer algunas reflexiones en relación con los contenidos que vais a tener ocasión de leer en este número.
A pesar de que vivimos en un mundo hipertecnológico y desarrollado, todavía la ciencia y la naturaleza es capaz de sorprendernos con descubrimientos de cosas que simplemente estaban ahí, a nuestro lado, esperando que alguien se fijara en ellas. Y eso es lo que ha ocurrido en 2020, cuando un grupo de biólogos castellanomanchegos y valencianos han descubierto una nueva especie de libélula, que tiene algunas de sus poblaciones conocidas en nuestra región, en varias localidades de las provincias de Albacete y Cuenca.
En medio de un contexto de biodiversidad menguante, la descripción de una nueva especie siempre es una buena noticia. Y, para esta consejería y para el gobierno regional, es muy relevante que nuestra región albergue algunas de las poblaciones de esta nueva libélula. Saber más sobre esta nueva especie nos permitirá conocer su estatus real de conservación, y adoptar aquellas medidas que sean necesarias para evitar que nuestras actividades supongan una amenaza para ella.
A este reciente descubrimiento dedicamos el artículo principal de este número de la revista.
Pero si es importante incorporar nuevos conocimientos, también lo es no echar en el olvido los que nos han traído hasta aquí. Y de eso se ocupa otro de los artículos de este número, que nos habla de un proyecto para revitalizar nuestras vías pecuarias, un patrimonio natural y cultural que debemos conservar, no sólo por el papel que han jugado históricamente, sino porque constituyen una red de infraestructuras verdes que conecta espacios de la Red Natura 2000, y que deben jugar, hoy y en el futuro, un importante papel ecológico.
En la sección dedicada a educación ambiental nos ocupamos del Centro Provincial de Educación Ambiental “El Chaparrillo” en Ciudad Real, un equipamiento pionero y de referencia en lo relativo a la educación ambiental, tema clave para nosotros, en nuestra Comunidad Autónoma, que lleva más de dos décadas intentando concienciar y sensibilizar a los visitantes que se acercan a sus instalaciones, sobre la importancia de tener una relación sostenible con el medio ambiente.
Finalmente, y teniendo en cuenta la época del año en que nos encontramos, me gustaría trasladar dos mensajes. Uno de llamamiento a la responsabilidad colectiva para con el cuidado del medio natural y prevenir los incendios forestales, y otro de agradecimiento a todos aquellos que con su trabajo diario contribuyen a la lucha contra esta amenaza constante que suponen los incendios; y no me refiero sólo a la inestimable labor de los equipos de extinción y miembros de nuestro plan IMFOCAM, sino también a la labor de los agricultores y ganaderos que han extremado y extreman las precauciones en la época estival para evitar la aparición del fuego.
Los incendios forestales, como el resto de los problemas ambientales que pesan sobre nuestra sociedad, solamente pueden ser combatidos con éxito desde la responsabilidad y el compromiso colectivos. Nueve de cada diez incendios son evitables, y está en nuestra mano evitarlos no realizando actividades de riesgo, y denunciando conductas imprudentes. Y, por supuesto, avisando cuanto antes al 112 ante cualquier indicio de incendio.
Espero que el contenido de la revista os resulte interesante, que os sea útil, y os invite a implicaros en este compromiso tan ilusionante para este Gobierno Regional, que es la lucha por gozar de un mejor entorno.
Un fuerte abrazo.