Las vías pecuarias son las rutas tradicionales usadas por el ganado trashumante para sus movimientos estacionales en busca de los pastos más productivos. El territorio de Castilla-La Mancha, por su estratégica situación en el centro de la Península Ibérica, es paso obligado de los desplazamientos de los rebaños que buscan para su alimento, los pastizales invernales de las dehesas de Andalucía y Extremadura y los pastos estivales de la Cordillera Cantábrica y Sistema Ibérico, por lo que las vías pecuarias en esta Comunidad Autónoma constituyen una red de más de 12.000 km de longitud y 50.000 ha de superficie, siendo las Cañadas Reales las vías de mayor entidad. Éstas se conectan con otras de menor anchura, denominadas cordeles, veredas o coladas y todas ellas forman parte de la Red Nacional de Vías Pecuarias (RNVP).
Si bien los desplazamientos de ganado trashumante han perdido intensidad al desarrollarse los actuales medios de transporte, también es cierto que las vías pecuarias constituyen por su propia condición la red idónea para ejercer importantes funciones ecológicas, conectando ecosistemas alejados, estableciendo puentes y mejorando la conectividad entre los espacios naturales. Concretamente adquieren un valor fundamental en los procesos de conservación de los ecosistemas naturales, incrementando la heterogeneidad del paisaje, actuando como reservorios de biodiversidad, así como para la mejora de la calidad de vida en el medio rural por su posibilidad recreativa y deportiva.
Lamentablemente, otra de las consecuencias del abandono de la trashumancia a pie hizo también que las vías pecuarias perdieran parte de su valor, y que muchas de ellas fuesen ocupadas por otros usos productivos o por infraestructuras, circunstancias que propiciaron la aparición de una Ley a nivel nacional para asegurar su protección desde 1995 y a nivel autonómico, en 2003.
En tiempos recientes, sin embargo, se ha retomado el movimiento trashumante en varias de ellas y han empezado a recuperar todo su potencial como infraestructuras verdes que conectan el territorio.
Por ello, cuando la sociedad actual ha generado una gran sensibilidad ante los procesos ecológicos y demanda espacios naturales para su ocio y recreo, las vías pecuarias son una herramienta imprescindible para lograr el bienestar a que aspira, obligando a los poderes públicos, no sólo a su defensa y conservación, sino también a su restauración y rehabilitación.
En el año 2019 se inició el proyecto LIFE CAÑADAS, coordinado por la Universidad Autónoma de Madrid, con la participación como socios de la Comunidad de Madrid, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, SEO BirdLife y la asociación Campo Adentro. El proyecto, de cinco años de duración, está pensado para mejorar el rol de la Red Nacional de Vías Pecuarias como infraestructuras verdes que conectan espacios de la Red Natura 2000, restaurando su multifuncionalidad y asegurando un manejo adecuado y sostenible. A su vez, busca generar conciencia sobre el rico patrimonio natural y cultural que representa nuestra red de vías pecuarias. Solo a través de esa toma de conciencia podremos garantizar su conservación futura y que sigan cumpliendo su importante papel ecológico.
En Castilla- La Mancha los trabajos financiados con este proyecto se centrarán en la Cañada Real Conquense, donde se pretende consolidar el movimiento ganadero trashumante que actualmente existe y todos los servicios de los ecosistemas asociados al mismo, manteniendo la integridad de la vía pecuaria y actuando sobre los principales problemas detectados, que son la escasez de puntos de agua y las invasiones de la cañada por otros usos.