En muchos enclaves calizos dentro y fuera de nuestra región se pueden ver tobas, pero las de las Chorreras son singulares por su gran extensión y dimensiones: a lo largo de 1,5 km de río se encuentra un enorme edificio tobáceo, que se ha venido depositando a lo largo de los últimos 6.700 años, y que actualmente continúa en formación. Es uno de los mejores ejemplos en España de una rampa tobácea Cuaternaria.
El río Cabriel ha ido excavando en la toba un cañón fluvial, contactando con algunas dolinas próximas, que al incorporarse al cauce han dado lugar a grandes pozas, comunicadas entre sí mediante saltos de agua y pequeñas cascadas. Otras formas de erosión fluvial presentes son las marmitas de gigante. También ha ido variando su curso a lo largo de los años, dejando afloramientos de toba relativamente alejados del cauce actual.
Otra peculiaridad de las tobas de las Chorreras es su gran variedad: muchas de ellas se han formado a partir de estromatolitos y presentan las típicas láminas, a veces con espesores totales de varios metros; otras tienen numerosas y diversas improntas de hojas, piñas, tallos y musgos; e incluso hay algunas con “facies” o aspecto de cascada: una auténtica cascada de agua fosilizada en piedra.
Pero además de las tobas estromatolíticas, formadas por la acción de las cianobacterias durante miles de años, en las Chorreras del Cabriel viven aún hoy estos microorganismos, y están formando láminas en varios puntos del cauce, concretamente en las rampas. Aunque son microscópicas, podemos reconocer su presencia en las rocas gracias a esas películas verdes y viscosas en las que viven, y que hacen resbaladizas a las rocas. Cuando muchas personas a lo largo de un verano caminan por estas rampas, o se deslizan por ellas como si fueran una especie de tobogán acuático, las cianobacterias desaparecen de las rocas y no se forma la correspondiente lámina del estromatolito.
Todos estos elementos que estamos describiendo (cañón fluvial, cascadas naturales, edificios tobáceos, estromatolitos) son elementos geomorfológicos de protección especial en Castilla-La Mancha y por tanto no se pueden destruir ni deteriorar.